Proceso de reciclaje del aluminio
El aluminio es uno de los metales en la industria que, cuando se recicla, se obtiene hasta un 95% de ahorro de la energía si lo comparamos con la producción de la materia prima a partir del mineral. Es por ello que, en esta ocasión, explicamos cómo es el reciclaje de aluminio y la importancia de darle una segunda vida al material.
Cómo se lleva a cabo el reciclaje del aluminio
El reciclaje del aluminio da lugar a la re-valorización del residuo, ya que el aluminio puede volver a reciclarse una y otra vez sin perder ninguna de sus cualidades y propiedades, dando lugar a un aluminio sostenible al 100%. De esta forma, logramos conservar los recursos naturales, reducir la contaminación del agua y los suelos y propiciar un mayor ahorro energético. En 2019 se llegaron a reciclar más de 275.000 toneladas de aluminio.
El proceso de obtención del aluminio secundario que se lleva a cabo es bastante sencillo. Explicamos a continuación cada uno de los pasos a seguir en el reciclaje de este metal reciclable.
Proceso de recogida, separación y compactación
El reciclaje del aluminio comienza con la recogida y clasificación del material. Como bien sabemos, a nivel particular, para clasificar estos residuos de aluminio se depositan en el contenedor amarillo. Cuando hablamos a nivel industrial, la opción más recomendable es el lean compacting. Este método se basa en introducir equipos para compactar subproductos sólidos en los procedimientos de gestión de residuos de las empresas. De esta forma se podrá clasificar, compactar y transportar todo el material de aluminio en balas, lo que permite reducir las emisiones de carbono derivadas de este proceso.
Una vez se han generado las balas, se trasladan a las plantas de reciclaje específicas, para poder tratar el material y valorizar el residuo. En ese momento se realiza una segunda clasificación, se tritura y se vuelven a compactar en forma de placas, para ahorrar espacio y facilitar su transporte.
Proceso de tratamiento
Cuando ya están las placas formadas, se tratan químicamente para conseguir el aluminio más puro posible (tal y como hablamos en el artículo sobre los tipos de aluminio, lo más puro que podemos conseguir es un metal con 99% de aluminio). De esta forma se eliminan todas las impurezas y restos que pueden interferir en el proceso de reciclaje del aluminio. Una vez la limpieza se finaliza, se agrupan todas las piezas en grandes bloques para evitar la oxidación.
Proceso de fundición
En el proceso de fundición de metales, el aluminio compactado en grandes bloques en el proceso anterior se funde. Aquí destacan dos procesos diferenciados según el tipo de horno que se emplea. La diferencia entre ambos radica en el uso o no de sales fundentes para la fusión de las chatarras de aluminio. Cuando se emplean sales, se obtiene un mayor grado de recuperación del aluminio, ya que disminuyen el grado de oxidación del metal durante la fusión. Esto es debido a que las sales forman una capa fundida sobre el aluminio y ayudan a prevenir la oxidación.
Proceso para dar forma
Tras comprobar que el aluminio líquido obtenido cumple con las características necesarias para su valorización, se procede a darle la forma deseada. Generalmente, las formas más usuales suelen ser tochos de aluminio.
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